Decir a estas alturas que John Williams es el más grande compositor vivo de música de cine es una obviedad. Con 5 Oscars, 20 Grammys, 4 Globos de Oro, 3 Emmys y 7 BAFTAs, junto con cientos de nominaciones, John Williams es con seguridad el compositor de cine más laureado de la historia. Su habilidad para crear música sinfónica hermosa, divertida y emotiva sólo es igualada por su talento para componer la pieza apropiada para cada instante del film en cuestión, dones difíciles de hallar en la misma persona.
A pesar del estéril debate actual que pretende aún situarle por debajo de los Danny Elfman, Howard Shore, Alan Silvestri o James Newton-Howard (todos ellos ciertamente grandes compositores, al contrario que Hans Zimmer, que inexplicablemente también entra en las quinielas de los favoritos del público), no es descabellado decir que John Williams no sólo supera a todos sus coetáneos, sino que probablemente esté entre los cinco o seis mejores compositores de cine de todos los tiempos, y probablemente sea el más popular gracias en gran medida al impacto de las películas para las que ha trabajado, como Superman, E.T., la trilogía de Indiana Jones, Tiburón y la saga de George Lucas La Guerra de las Galaxias.
Es precisamente de esta última película de la que quería hablar. Ayer tuve la suerte de poder disfrutar del fabuloso espectáculo de música, pero también de luz, y de imágenes, "Star Wars In Concert", en el Palacio de los Deportes de Madrid. Estoy seguro de que la mayoría de los que estuvimos ayer allí íbamos por Star Wars y por su música. Pero sería injusto no mencionar la selección de imágenes de las películas, la soberbia iluminación y el preciso montaje que ayudó a engrandecer aún más la legendaria música de John Williams.
Anthony Daniels, el alma de C-3PO, ejerció de maestro de ceremonias y supo ganarse al público desde el primer momento, gracias a su simpatía y a la pasión con la que relató los fragmentos de historia de Star Wars que servían de prólogo a cada pieza musical. Ya sabíamos que iba a haber un bis (que el público se ganó en cualquier caso gracias al inmenso aplauso que regalaron a los músicos al final del concierto), aunque Anthony Daniels casi consiguió que nos creyéramos que el reprise de la Marcha Imperial estaba improvisado, cuando preguntó al público (con dificultades; la gente no paraba de aplaudir) "¿otra?" en un español más que gracioso.
En cuanto a la música, perfecta la selección del propio John Williams, con los temas más significativos de la saga; maravillosa la interpretación de la Royal Philarmonic Concert Orchestra, sobria y apasionada la dirección de Dirk Brossé (simpático, y asombrosamente parecido a Fabio Capello), y espectacular la escenografía, las luces, las cámaras y las imágenes para dar aún más énfasis a la fabulosa música de Star Wars.
En fin, lo siento por aquellos que os lo habéis perdido; fans o no de La Guerra de las Galaxias, disfrutar de una orquesta en directo con una música tan emocionante como la de John Williams y con un montaje tan cuidado como el de Star Wars In Concert es un espectáculo que no tiene precio.
Sólo nos queda seguir disfrutando de la música del gran John Williams, para el que el concierto de ayer fue un digno homenaje. ¡Larga vida, Maestro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario